Por Oswaldo Ochoa
Socio de Auditoría Interna, Consultoría y Gobierno Corporativo de la Firma Global Practice México.
Al ser auditores internos, estamos enfrentando retos constantemente, debido a los cambios por los que las empresas están pasando, en una inminente transformación digital que no solo es un tema de moda, si no que hoy se está convirtiendo en un factor de crecimiento exponencial; así como por el desarrollo de las habilidades blandas o «soft skills» que debemos tener, lo cual nos exige la evolución como auditores internos, para potenciar nuestra función y el valor que agregamos en la generación de información en la toma de decisiones de la Alta Dirección y el Comité de Auditoría.
Es cierto que hoy ya se ha convertido en una obligación estar actualizado en metodologías que nos permitan realizar auditorías de mayor impacto; como auditorías remotas, continuas, ágiles, entre otras, alineadas a las diversas normatividades y marcos de referencia que tengamos en la empresa en donde desarrollemos la función.
Por tal motivo es de vital importancia que hoy, como auditores internos, desarrollemos habilidades que nos permitan enfrentar los retos de nuestra función, a nivel auditoría interna, continua o forense.
Siendo algunas de las más importantes y valoradas en nuestra función de auditores internos, las siguientes:
Disruptivo: Debemos pensar diferente a como nos han enseñado que pueden funcionar los procesos y, con ello, viene la gran tarea: desaprender. Hemos aprendido de alguna manera a apegarnos a normas y lineamientos, que pareciera que solo así
Orientación al cliente: El ser auditores internos nos lleva a ocupar un papel, tal vez similar al de un escolta o guardaespaldas, y esto es porque estamos para cuidar los intereses de la empresa, de la alta dirección, el consejo de administración o cual sea el más alto rango en la empresa. Y esto nos puede llevar a generar muchos controles con el fin de minimizar los riesgos, sin tomar en cuenta lo complicado que puede llegar a ser la operación para el cliente interno, y si así es para el interno, ni imaginar el martirio que pudiera llegar a ser para nuestro cliente externo, nuestro cliente final y al cual la empresa se debe. Así que evaluemos si en nuestro deber diario estamos usando el control para hacer más eficiente la operación y no con ello menos segura o controlada.
Inteligencia emocional: Como auditor interno suele ser un escenario común que la presentación de informes tenga un cierto nivel de complejidad entre los involucrados, y el enojo puede presentarse y echar para abajo hasta los mejores hallazgos y/o trabajo realizado, de no ser controlado. Debemos de mostrar nuestra empatía y ser capaces de entender la emoción y conducta de quien se muestra afectado, y no solo en los casos de informes, también en los casos de que algún compañero auditado no suela recibirnos con la mejor actitud. Como nos enseña el gran Miguel Ruiz en su, ya tan famoso, libro «Los 4 Acuerdo2, ¡no te tomes nada personal!»
Autoaprendizaje: Sabemos que lo único constante es el cambio, por ello, para tener una mejor adaptabilidad, es muy importante estar capacitados,lo que convierte en una obligación el ser autodidactas, e ir más allá de lo que la empresa en la que estamos requiere de nuestro conocimiento, debemos estar en constante capacitación, ya sea en cursos online, benchmarking, libros, informes, normatividades o mejores prácticas que nos permitan conocer qué es lo que están haciendo otras empresas en los diferentes sectores. Para crecer, primero se necesita la disposición.
Comunicación: ¿Te ha pasado que estás explicando tu trabajo y hay personas que no ponen atención en tu exposición? Este es uno de los mayores retos, ya que no solo se trata de tomar la palabra y hablar, si no de COMUNICAR. Por lo tanto, debemos de lograr una primera impresión, tanto física como de la información que vamos a presentar, y la forma en cómo mostramos nuestro trabajo puede ser uno de los grandes factores de llevar la atención al fondo de la información, de lo contrario, la forma puede afectar el fondo.
Así mismo tenemos que aprender de nuestra audiencia, cuál es la forma en que mejor reciben la información y tienen mejor respuesta, el poner atención a los detalles para aprender de ellos; siempre habrá una pista que debemos de tomar y tener una mejor comunicación.
Sin duda alguna el ser auditor interno no es una tarea fácil, tenemos grandes retos, el de estar a la altura en la parte técnica para solventar los requerimientos de la alta dirección, así como el de cumplir con las habilidades blandas para transmitir mejor la invitación a no dejar de lado el desarrollo de nuestro perfil, no debe ser algo tomado en vano.
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