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LA FUERZA DE LAS EMPRESAS FAMILIRES

Socio fundador de Global Practice México, responsable del área de Consultoría en Institucionalización de Empresas Familiares y Gobierno Corporativo. Fundador y presidente del Consejo Ejecutivo Nacional del Instituto Mexicano de Mejores Prácticas Corporativas.


Las empresas familiares son el pilar de la economía mexicana y latinoamericana, representando entre el 80% y 90% de todas las empresas y realizando la mayor cantidad de movimientos financieros en la región. En nuestro país, 8 de cada 10 empresas son dirigidas y controladas por una familia, según la Encuesta de Empresas Familiares 2023 del Instituto Mexicano de Mejores Prácticas Corporativas (IMMPC).


Esta encuesta nos abre los ojos ante una realidad innegable: los conflictos son inherentes a la dinámica de las empresas familiares, presentes en aproximadamente el 60% de ellas. Sin embargo, el 41% de las empresas encuestadas no reconoce la existencia de estos conflictos, situación preocupante que puede perpetuar un riesgo en su continuidad.


Debemos enfrentar esta realidad, pues la complejidad de los conflictos en las empresas familiares nace de su propia naturaleza única, al mezclar los sistemas de familia y empresa, cada uno con sus propias dinámicas y creando una identidad y cultura singular. Esta diversidad, lejos de ser un obstáculo, se convierte en una fortaleza si logramos canalizarla adecuadamente.


La clave para aprovechar esta fortaleza y asegurar la permanencia y trascendencia de nuestras empresas familiares a lo largo del tiempo es la institucionalización. Este proceso representa el compromiso de los accionistas para transitar de una organización informal a una altamente profesional, que garantice su continuidad y trascendencia.


Es tiempo de dar el paso hacia la institucionalización que nos permita formalizar las instancias de gobierno en nuestras empresas, tales como la conformación del Consejo de Familia, el Consejo de Sucesores en Desarrollo y el Consejo de Administración. Estas instancias constituyen un mecanismo fundamental para prevenir y gestionar los conflictos de forma constructiva, alineando la visión de la familia, preservando su filosofía y valores, planificando una sucesión ordenada y fortaleciendo la

transparencia, eficiencia y sostenibilidad de nuestras empresas de familia.


Además, debemos formalizar nuestros acuerdos y reglas a través del Protocolo Familiar y el Manual de Gobierno Corporativo, definiendo claramente las normas, valores, estructuras organizativas, distribución de poder y responsabilidades, y mecanismos de resolución de conflictos. Estas herramientas serán nuestras brújulas para navegar los desafíos de la dinámica familiar empresarial.


Es importante reconocer que el poder radica en nuestras diferencias, hagamos de ellas una fortaleza que nos permita cultivar relaciones saludables y abrazar el cambio hacia la institucionalización. Juntos, construiremos empresas familiares sólidas, armoniosas y perdurables, legados que trascenderán a través de las generaciones venideras.

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